Tenemos la gran suerte de contar con la colaboración y la visión profesional de Óscar Bolívar, abogado de amplia experiencia y vecino de Malilla, al que le vamos a preguntar sobre diferentes aspectos legales que a todos nos afectan. En esta primera aportación, le vamos a consultar sobre el derecho y deber de protección de la salud individual y de nuestros familiares ante la crisis del Coronavirus y sobre su visión sobre aspectos hipotecarios y económicos derivados de la pandemia. Más adelante, en la medida en que Óscar pueda aportarnos su conocimiento legal, le iremos preguntando sobre otros aspectos más concretos que nos preocupan a todos como trabajadores, padres y madres de familia, propietarios, hipotecados y vecinos del Barrio de Malilla. Pero antes de nada, desde Malilla Digital le agradecemos su apoyo en estos momentos de tanta incertidumbre.
Cuéntanos, en esta situación de confinamiento en la que nos encontramos, ¿qué debe preocuparnos más en términos legales?
En estos momentos el único precepto legal que debe preocuparnos es el contenido en el artículo 43 de nuestra Constitución, el derecho a proteger la salud, la nuestra y la de nuestros familiares. Derecho, pero también obligación. Hemos de quedarnos en casa y salir sólo para lo absolutamente imprescindible.
Cuando salgamos de ésta, vamos a por lo que sigue, que evidentemente será difícil; pero en Malilla las cosas nunca fueron fáciles. Es un barrio de trabajadores que ha ido transformándose y mejorando con esfuerzo y dedicación; y como tal, estoy convencido de que saldremos adelante, y aunque sea una frase muy manida, lo haremos juntos. Voy a pasar lista para que estéis todos.
Pongámonos en el después, una vez que la situación de alarma y crisis sanitaria esté superada, al menos parcialmente. ¿Cuáles son las situaciones que, a tu entender, van a afectar más a la ciudadanía?
Pues es evidente para todos que la crisis económica va a seguir a la sanitaria, se van a revivir antiguas preocupaciones y se van a exacerbar algunas que ya nos estaban afectando antes de que el COVID-19 nos cambiase la vida.
El mercado laboral se está resintiendo, ya se están perdiendo muchos puestos de trabajo, y con ello los problemas para hacer frente a necesidades básicas: vivienda (alquiler y pago de hipotecas), compra de la “cesta de la compra” y hacer frente a servicios esenciales (electricidad, agua, teléfono, calefacción en invierno, movilidad…). Sólo que esta vez llegamos con la lección aprendida, y confío en que no repetiremos errores del pasado.
Supongo que estás pensando en la crisis económica del 2008 y que ha estado muy presente hasta el 2018. Una crisis de la que todavía hoy estamos sufriendo sus consecuencias en algunos ámbitos. Pero, concretamente, ¿A qué errores te refieres?
Estoy pensando en la cantidad de personas que se vieron obligadas a entregar sus viviendas en pago de las deudas hipotecarias. Aquello, en la inmensa mayoría de los casos se ha demostrado como una decisión equivocada. En bastantes de esos casos, la dación o entrega en pago iba acompañada de un alquiler social, pero los alquileres, como cualquier otro contrato, finalizaron, y el resto es historia reciente: aquellas viviendas pasaron a fondos especulativos, los conocidos como fondos buitre, que fijan rentas inasumibles para la inmensa mayoría de la población y hacen subir los precios de los alquileres en los barrios haciendo imposible para muchos jóvenes su emancipación del hogar familiar.
Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y yo añado tres, cuatro…, pero esa piedra no puede dejar de ser invisible. Hay otras vías hacia las que debemos dirigir la lucha vecinal, la lucha de los afectados, que somos todos, no lo olvidemos.
Esas vías han de priorizar la conservación de la vivienda por encima de cualquier otra cosa. Hemos de desterrar prejuicios y buscar nuevas palabras para sustituir a aquellas cuyo significado se ha pervertido. Por ejemplo, la palabra “moroso”, pensamos en ella y se respira un tinte negativo; porque parece que la gente no paga porque no quiere, y no es así, no paga porque no puede.
Entonces, ¿crees que hay solución para los problemas económicos a los que nos vamos a enfrentar?
Estoy firmemente convencido de que siempre se puede hacer algo, siempre se puede y se debe intentar hacer algo. Durante la pasada crisis económica, cada vez que veía un desahucio en prensa o televisión, cada vez que mi mujer me comentaba casos que le llegaban por las redes sociales. Mi respuesta siempre era la misma: alguien ha hecho algo mal, o ha dejado de hacer algo. En algunos casos eran los propios afectados, a los que el miedo impedía reaccionar. El miedo a afrontar el problema, el miedo al qué dirán, el sentimiento de vergüenza. En otras ocasiones, el desconocimiento de la materia por parte de los abogados, una normativa cambiante que requiere una especialización que sólo te da el día a día. La inexistencia de un turno de oficio específico para la materia. Y luego los jueces, nuestro sistema judicial, pero también nuestros gobernantes, que olvidaron que los Tratados internacionales firmados por España en los que nos comprometemos a respetar la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH) no son papel mojado, sino que son directamente aplicables y exigible su cumplimiento ante la justicia; y que no sólo estamos en la Unión Europea para lo que nos interesa, sino que su normativa, las Directivas y Reglamentos, han de tener su reflejo en la normativa española. El Derecho a la Vivienda es un derecho fundamental, un derecho humano, y no nos podemos olvidar de ello nunca.
¿Qué opinas de las medidas adoptadas por el Gobierno para afrontar esta situación?
Me parecen absolutamente necesarias y estoy convencido de que se adoptarán más, puesto que al igual que la evolución del COVID-19 es cambiante, también lo es el día a día en la vida laboral de cada uno de nosotros y nosotras. Asistimos con preocupación a los datos de afectados por la enfermedad, pero también a los datos de desempleo, por el momento temporal pero todo va a depender mucho de la actuación del Gobierno.
Personalmente estoy satisfecho con las medidas adoptadas hasta la fecha, sobre todo cuando suponen dar facilidades, que no favorecer, a la parte más débil.
Estoy pensando en las personas que tienen que hacer frente a una hipoteca, y en ese tema se ha decidido que es posible retrasar el pago de cuotas cuando se esté en una situación de vulnerabilidad. En principio no supone más que retrasar el momento en que terminarás de pagar tu hipoteca, pero te salva de este bache, esperemos que puntual.
Los que nos dedicamos profesionalmente a esta materia echamos en falta medidas referentes a aquellas personas que viven en régimen de alquiler, aunque soy consciente de que no es fácil tomar decisiones en ese sentido.
Hay arrendadores que son empresas, inmobiliarias, fondos de inversión, y personalmente creo que en esas situaciones se deben adoptar medidas similares a las adoptadas con las hipotecas.
Pero también hay arrendadores particulares, que seguramente estarán en idéntica situación a sus arrendatarios, y a los que privar de la renta que obtienen por el alquiler de una segunda vivienda podría suponer un quebranto económico importante.
Hay que legislar con mucho cuidado y tomar decisiones con la cabeza fría. No sé muy bien cuál puede ser la solución, pero desde luego tiene que venir desde la Administración, vía subvenciones, bonificaciones, ayudas de emergencia o cualquier otro mecanismo similar.
De todos modos, como te decía antes, ahora me importa más el día a día de este confinamiento, y entre las medidas adoptadas por el Gobierno hay unas que nos recuerdan que somos trabajadores y que tenemos derechos, y herramientas para hacer caso del “quédate en casa” por encima de decisiones empresariales que no siempre tienen en cuenta nuestra salud.
Con esta perspectiva y ante lo que nos viene, veo que tenemos mucho trabajo por delante…
Sí, mucho, pero ahora mismo también tenemos mucho tiempo, así que te propongo una cosa: mientras dure el confinamiento me comprometo a ir detallando cada uno de los aspectos legales que nos están afectando y nos afectarán cuando esto acabe, que acabará.
Pues, como ya te he comentado Óscar, desde Malilla Digital te enviamos nuestro más sincero agradecimiento y te iremos enviando preguntas para que, desde un punto de vista legal, puedas aportar luz.