El año 2021 aterrizó como agua en el desierto para todos y, sin duda, ha sido uno de los cambios de año más esperados y mejor recibidos por nuestros brazos. Sin embargo y a pesar de la alegría, ha caído finalmente como un jarro de agua fría para muchas personas. Está siendo más duro de lo esperado y resulta alarmante la facilidad con la que nos estamos acostumbrando a este estilo de vida, pues es mejor sentarse en una silla con tres patas que con dos. De todas formas, no todas las personas padecen y arrastran los mismos problemas en tiempos de pandemia, ni con la misma intensidad.
Como casi siempre, ante una situación de desventaja general, quienes acumulan una doble desventaja son aquellos grupos que ya la soportaban de manera habitual. Desde muchas perspectivas, esto es lo que está ocurriendo con las mujeres, y se denuncia desde instituciones feministas. La pandemia no ha hecho sino empeorar la situación.
Es conocido por todos que las manifestaciones feministas del 8M de 2020 fueron duramente criticada por sectores de un marcado sesgo político y por una masa de población nada desdeñable en cantidad que acusaba a este acto como mecha que encendió e hizo explotar la pandemia en España. Sólo fue una manera de buscar culpables fuera de sus actos, porque durante esos días se celebraron multitud de eventos sin ningún tipo de distanciamiento social o de medidas higiénicas, como eventos deportivos o políticos.
Quizás no fue el mejor momento ni la forma, pero no fue la causa ni lo único que pudo agravar la situación. Sólo un modo de echar la culpa de nuevo y, ya de paso, continuar negando una realidad. Además, se está denunciando y criticando desde tales posiciones a la puesta en marcha de actos feministas por el 8M 2021. De nuevo, reitera el error en poner el grito en el cielo por ello y a su vez apoyar y participar en otros tipos de manifestaciones o congregaciones públicas con un calado discurso político o ideológico, por ejemplo.
Como navegantes entre las olas de una pandemia, continuamos con los problemas que se agravaron con el inicio de la misma en contra de los derechos de la mujer. El confinamiento de cualquier tipo ─a mayor severidad mayor gravedad ─condena a tiempo completo a mujeres frente a sus agresores. A mayor crisis económica ocasionada por restricciones, mayor explotación de la prostitución, pues existe un aprovechamiento todavía mayor dada su precariedad. Además, los datos están mostrando algo: las mujeres son más contagiadas y expuestas al virus al tener en cuenta que una gran cantidad de ellas se emplea en profesiones sanitarias y de cuidados. Y muy importante, ya sean remuneradas o no.
El año 2020 fue el tercer año de los que se tienen datos en el cual se recibieron más llamadas al 016, un total de 78.954, que constituyen 10.240 más que en año anterior, siendo abril el mes donde se efectuaron la mayoría, 8.692. Por otros cauces, las consultas online crecieron un 232% respecto a 2019. De nuevo abril repite como mes con mayor número de consultas y el incremento comienza en marzo, mes de inicio de la pandemia severa y el confinamiento domiciliario en España.
Otro bulo que ha ganado fuerza en los últimos meses es el de las denuncias falsas, incluso en el arco parlamentario. Según los datos de la Memoria 2020 de la Fiscalía, el año pasado se recogieron un total de 168.057 denuncias por violencia de género; de las cuales sólo siete terminaron siendo denuncias falsas. Con lo cual, supusieron un 0,0004% del total, mientras que el 99,999% son casos, por desgracia, reales.
Resulta inconcebible a todas luces cómo un hombre puede temer ser acusado con una denuncia «falsa». Si teme esta situación, es porque está viéndose vulnerable ante algo que posiblemente haya hecho o haga, o bien no esté conforme con un cambio de paradigma en el que pierde privilegios.
Entre las demandas de los grupos de defensa de la igualdad, se señala de nuevo que muchas de las ocupaciones esenciales están feminizadas y precarizadas ─ médicas, enfermeras, celadoras, limpiadoras, cuidadoras, cajeras, profesoras, profesionales del hogar y cuidados, etc.─. Se insta a la abolición del trabajo interno y la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo sobre trabajo doméstico para poner fin a los abusos, donde además existe violencia económica e institucional, ante un colectivo que además está conformado por una buena parte de mujeres migrantes.
Además, se señalan las deficiencias en los centros de cuidado, donde ha saltado a la vista que muchos de ellos tienen más condición de negocio que de centro efectivo. Otras de las demandas asiduas que llevamos arrastrando décadas, como la despatologización de la transexualidad y la autodeterminación de género, la precariedad, explotación sexual y reproductiva, escaso impacto y participación de mujeres en la ciencia, impacto de abusos y agresiones sexuales, culpabilización de la víctima, entre otros.
Esperemos que entre todas y todos sigamos remando en la misma dirección, hay muchas cosas que poder hacer frente a las injusticias. Y siempre, 016.
Fuentes:
Assemblea Feminista de València https://www.facebook.com/assembleafeministavalencia
Memoria de la Fiscalía General del Estado 2020 https://www.fiscal.es/memorias/memoria2020/FISCALIA_SITE/index.html
Amecopress.net Información para la igualdad