Twitter arde, y el Coronavirus lleva semanas aposentado en el trono de tendencia mundial.
Últimamente son muchos los bulos que se cuelan en las conversaciones familiares entre comilona y digestión. Incrustándose entre pecho y espalda, provocando atragantamientos espontáneos e hinchazón en la lengua de tanto mordérnosla.
No obstante, entre tanto tweet tóxico, un soplo de aire fresco. Hoy*, Día Internacional de la Poesía, no se muy bien como celebrarlo. Podría dedicarle sonetos a la nevera atestada de imanes, versos alejandrinos al tambor de la lavadora, hipérboles al ruido de la cisterna del wáter o sendas metáforas al noble arte de hacer una tortilla de patata.
Podría tomármelo a humor, a risa, a cachondeo puro. Pero en lugar de eso prefiero escribirles las mejores líneas a los que, tras los muros de hormigón y protegidos por la invisibilidad del cristal, se protegen prudentemente del exterior.
O dicho de otra forma, a mis queridos vecinos del portal de enfrente.
*El Día Internacional de la Poesía fue el 21 de Marzo de 2020 (ayer). Los textos de “Diario del Confinamiento” se escriben un día y se publican al día siguiente.