Cuando respirar es un privilegio
Ya vivíamos inmersos en varias pandemias previas a la COVID-19 y no estábamos al corriente de todas. Quizás la del odio sea la más asfixiante de ellas y, ahora mismo, el racismo como estandarte.
Racismo, palabra evitada muy a menudo por gobernantes y dirigentes. Ojos ciegos ante un problema que ha alcanzado su cénit en Estados Unidos, país con más de 41 millones y medio de personas negras censadas. Un 12′ 7% del total en 2018 ─ ahora alrededor 13’4%─, sólo superado por la población latinoamericana e hispánica como una de las seis categorías raciales que componen el país ─ denominada así en el censo de Estados Unidos─.
Sin someter a discusión el empleo del término raza, por sí mismo discriminatorio ya que ejerce de frontera entre humanos, se puede apreciar el importante número de personas afroamericanas que viven ─ y/o padecen─ allí. Resulta irónico que la identidad de un país como Estados Unidos, formado y poblado por gentes provenientes de otros continentes desemboque así. Sólo existe una raíz auténtica, la de los nativos americanos relegados a un plano secundario ─ o terciario─. ¿Por qué prevalece la voluntad de una persona blanca con ascendencia europea frente a la de una con origen africano?
La eterna dualidad norte-sur continúa presente, a gran y pequeña escala. Prácticamente siempre, la prosperidad se establece en los países y economías del norte mientras que en las sureñas recae el peso de sustentar las primeras a cambio de muy poco. La dirección que señala la bitácora de nuestro tiempo es el hecho de que el mundo está edificado sobre un sistema que, directa o indirectamente, genera exclusión social y económica entre los protagonistas de la dualidad.
Nadie nace racista, el odio creado y sobre el cual se educa en ocasiones se diluye fácilmente con una dosis de integración hasta que desaparezca el estigma.
En nuestro distrito, Quatre Carreres, viven 14.519 vecinos procedentes del extranjero ─según información censal del Ayuntamiento─ de los 144.227 extranjeros que residen en la ciudad de Valencia. De países próximos o lejanos, a veces con distinto tono de piel, de diferente cultura… Pero nada resulta incompatible, porque la propia cultura del ser humano no entiende de rechazo para quien siente con el corazón y no con el dogma de la violencia.
Fuentes:
United States Census Bureau:
https://data.census.gov/cedsci/table?q=Race%20and%20Ethnicity&tid=ACSDP1Y2018.DP05&vintage=2018
Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia:
https://bit.ly/3hqkbEn
Fotografía:
https://www.pexels.com/es-es/foto/ciudad-gente-calle-firmar-4508669/