Hoy he mirado a mi hija pequeña, tiene menos de dos años y una vitalidad y alegría que me llenan de satisfacción, y he pensado que tenemos que estar preparados para ir en familia a la manifestación festiva y reivindicativa que tendrá lugar el 8 marzo. Sí, el “Día Internacional de la Mujer”. Es una fecha en la que se defiende la igualdad efectiva entre las personas, independientemente de su género. Y desde Malilla Digital queremos indagar si realmente hay una igualdad efectiva o no. Para ello vamos a aportar algunos datos e información que nos ayuden a valorar dónde estamos y si hay que seguir acudiendo a actos festivos y reivindicativos como el del próximo domingo 8 de marzo.
El origen del “Día Internacional de la Mujer”
Fue la Organización de Naciones Unidas (ONU) la que, percatándose de las profundas desigualdades que imperaban en el mundo entre las mujeres y los hombres, emitió la resolución 2263 (XXII) sobre la “Declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la mujer” el 7 de noviembre de 1967. Este fue un primer paso. Importante, sin duda.
Posteriormente, en el año 1972, la Asamblea General de la ONU declaró que el año 1975 sería el “Año Internacional de la Mujer”. Ya han pasado más de cuatro décadas y el mundo ha cambiado mucho, España ha cambiado mucho y nosotros también lo hemos hecho.
La conquista del voto femenino en España
Es bueno recordar que en las fechas en las que la ONU declaraba el “Año Internacional de la Mujer”, las mujeres en España no podían votar libremente si no estaban casadas. Algo que nos puede remover mucho por dentro, ¿verdad?
En realidad, la Constitución Española de 1931 reconoció el derecho al voto femenino y pudieron ejercer ese derecho, el simple derecho a votar sus representantes, en las Elecciones Generales de noviembre de 1933 durante la Segunda República Española. En esas elecciones a las Cortes ganaron los partidos de centro-derecha y de derechas.
Con el comienzo de la dictadura en 1939 se anularon las elecciones. Se terminó con la frágil democracia existente y, por consiguiente, con el sistema electoral. Paradójicamente, hubo una igualdad en negativo ya que no podían votar ni hombres ni mujeres.
En 1967, tras casi treinta años de poder franquista, se promulga una nueva Ley Española que articulaba la “participación del pueblo español en las Cortes a través de la familia” y decía explícitamente que “Son electores los cabezas de familia y mujeres casadas que figuren inscritos en el Censo electoral y se encuentren en pleno uso de sus derechos civiles y políticos”.
Finalmente, fallecido el dictador, se instaura la democracia con el voto libre (tanto femenino como masculino) en las elecciones de 1976.
El problema de la igualdad y la “brecha salarial”
Debemos, entre todos, como sociedad humana, eliminar las desigualdades destacando la de género, es decir, la que margina a la mitad de la población por ser mujer. Una de las prioridades se encuentra en el ámbito del empleo y de la economía.
Si nos fijamos en la población inactiva, es decir, aquella que no está en disposición de trabajar es mucho mayor entre las mujeres que entre los hombres. Pero, ¿cuáles son los motivos por los que deciden no buscar empleo? Las dos motivos principales según la “Encuesta de Población Activa” (EPA) son:
- El cuidado de niños o adultos enfermos, discapacitados o mayores (95% entre las mujeres y 5% entre los hombres)
- Otras responsabilidades familiares o personales (93% entre las mujeres y 7% entre los hombres)
Por otro lado, la tasa de paro (el porcentaje de desempleo en relación a la población activa) es una cifra muy interesante si queremos conocer el volumen de personas que encontrándose en edad de trabajar no lo están haciendo. Según las últimas cifras de la EPA (del último trimestre del 2019) la tasa de desempleo en España es del 13,8% de la población activa; siendo del 12,2% entre los hombres y del 15,6% entre las mujeres.
Además, podemos fijarnos en la llamada “brecha salarial” que muestra la disparidad de salario medio bruto por hora que ganan los hombres y las mujeres en la economía. Dicho así suena hasta obsceno ¿verdad?
Pues es un tema que nos afecta a todos. Además, es una situación que también se observa en todos los países de la Unión Europea (UE). Según muestra la oficina de estadística de la UE, durante el año 2017, en términos generales, el salario de las mujeres en la UE fue un 16% inferior que al de los hombres y en España fue del 14,9%.
La “brecha salarial total” entre géneros es la diferencia entre los ingresos anuales medios de las mujeres y de los hombres. Es el resultado de un menor salario por hora, menor número de horas de trabajo remunerado y unas tasas de empleo inferiores por, por ejemplo, interrumpir su carrera laboral para cuidar a los hijos y a otros familiares.
En este sentido, los datos que aporta la oficina de estadística de la UE indican que en el año 2017 la brecha salarial total entre géneros en España fue del 35,7% y en la UE del 39,6%.
Señalan las instituciones europeas que las causas de la brecha salarial son diversas, pero cabe destacar que las mujeres trabajan más a tiempo parcial para poder dedicarse al cuidado de la familia y otras tareas domésticas no remuneradas, el diferente trato a hombres y mujeres por parte de los departamentos de personal sobre excedencias y permisos y la discriminación salarial que, aunque es ilegal, sigue agrandando la brecha salarial entre géneros.
Además, la brecha salarial les afecta a las mujeres en su vida actual y les afectará negativamente en su futuro porque tendrán derecho a unas peores jubilaciones y, en consecuencia, una peor calidad de vida durante un periodo muy amplio de sus vidas.
El drama de la violencia de género
Cuando se habla de violencia de género en España no sólo se debe estar pensando en las 1.253 mujeres asesinadas desde el año 1999 por sus parejas, novios o ex-parejas. La violencia de género debe de ser entendida como cualquier acto violento o agresión (daño físico, sexual o psicológico) hacia la mujer por el mero hecho de serlo.
Las amenazas, las coacciones, la privación arbitraria de libertad en cualquier ámbito, público, familiar o personal son también violencia de género. Hay que entenderlo así para poder atajar un problema que tiene lugar en todas las sociedades, incluida la nuestra.
Los datos son claros y no podemos soslayarlos. En España son asesinadas una media de cinco mujeres cada mes. Son cifras que nos desasosiegan y que como sociedad debemos erradicar sin dilación.
Todos, hombres y mujeres, debemos involucrarnos para erradicar de una vez por todas la violencia machista haciendo una sociedad más justa, más rica, más valiosa. Una sociedad para todas las personas, en igualdad.
Para ello es imprescindible la participación e implicación activa de las mujeres y de los hombres en los diferentes ámbitos en los que se construyen las sociedades, en los centros educativos, en las entidades públicas y privadas, en el ámbito privado de los diferentes tipos de familias, en los medios de comunicación, en los ámbitos de relación y afectivos, en los puestos de trabajo…
El problema de la participación en igualdad en las instituciones públicas y privadas
La limitación al ascenso laboral de mujeres dentro de las organizaciones y órganos de gobierno en las sociedades en general es una de las trabas que impiden la igualdad de género.
Hablamos, por ejemplo, de la importante carencia de mujeres en los órganos de decisión en los consejos de administración ya sea de sociedades cotizadas como en las grandes sociedades del IBEX. O de la desigualdad en el número de mujeres que ocupan puestos destacados en el Poder Judicial y otros órganos constitucionales (en el Consejo de Estado, el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal de Cuentas o la propia Junta Electoral Central). O también en el reducidísimo número de mujeres dentro de las Reales Sociedades Científicas, Artísticas y Literarias.
Las sociedades más plurales, democráticas y justas se construyen entre todos sin limitar el acceso al talento y al mérito de las personas. Por estos y otros muchos motivos hoy miro a mi hija y me doy cuenta que el día 8 de marzo es una fecha importante. Por todo ello, queremos y debemos acudir en familia, de forma festiva y reivindicativa para poder disfrutar de una sociedad mejor para todos.